miércoles, 28 de marzo de 2007

Accidentes de tránsito y programas mediocres

Cómo pueden ver algo que me gusta es relacionar cosas que parecen irrelacionables (valga la redundancia), este año comenzó con una lamentable cantidad de muertes en accidentes viales, a mi entender generadas por tres motivos: impericia de los automovilistas, mal estado de las rutas y carreteras hipercongestionadas por la destrucción del sistema ferroviario argentino. En el primero de los casos el mayor problema es la circulación a velocidades excesivas; si nos ponemos a analizar la diferencia entre ir a 100 y 120 km/h en un viaje a Mar del Plata, esta apenas superaría la media hora, ni hablar en un trayecto urbano de 20 km donde la misma no llega a los 5 minutos; en síntesis parece que los argentinos no queremos perder media hora de nuestras vacaciones ni 5 minutos, por ejemplo, en el regreso a nuestros hogares; no obstante desperdiciamos horas de nuestras vidas viendo absurdos y odiosos programas televisivos que todos los años regresan, ¿hace falta nombrarlos?, en algunos casos hasta veo gente que se desespera por llegar a la casa y prender el televisor para ver una "final" de un circo montado que solamente sirve para aumentar las cuentas bancarias de cierto ex-vestuarista deportivo, esta desesperación por ver esos "momentos decisivos" en similar a la que inquieta a un alcohólico a encontrar una botella de su bebida.

1 comentario:

Quique Figueroa dijo...

Gentil Junior/Gabriel:
Tu reflexión es demasiado sesuda.
No atribuiría la crecida de accidentes al mal estado de las rutas, sino a una vocación por llegar antes, sin saber para qué.

En tu documento, bien señalas como una diferencia en la velocidad de 20 km/h puede ser vital a la hora de controlar un vehículo.

Pero, una sociedad se refleja a través del tránsito vehicular. Mal que nos pese.
Recuerdo un choque inútil y absurdo que protagonicé en 1982, al querer ganar tiempo, para colmo con el auto del laburo. Se lo comuniqué a mi jefe, y este me aconsejó manejar por la ciudad tranqui, como los tacheros de aquel entonces.
Puse en práctica eso, y descubrí que podía reducir el nivel de paroxismo. Tardaba mas en llegar a los clientes, pero me quedaba algo de resto.
Hoy, el apuro lo tienen los otros.
Cuando voy a tomar el bondy para el trayecto Trelew-Rawson, me aseguro de tener un librito a mano para leer durante el trayecto, o en la cola de algún trámite, y la desazón del resto por la espera, se convierte en un momento de relax.

Pero, para revertir este tipo de cosas, tenemos que sentirnos parte de un todo mas profundo, para convencernos de la importancia de manejar con paciencia, u optar por el transporte colectivo, en vez de ir por la vida a tontas y a locas.
Lamentablemente ecología y conciencia ciudadana, son asignaturas pendientes para la gran mayoría de nuestra sociedad.
Sin embargo, hay atisbos de cambio, animemonos a ser protagonistas.
Una posible receta sería: vea menos televisión, escuche mas radio. Esto podrá ayudar a desenchufarnos.