En muchas culturas es común decir que alguien que desaparece físicamente vive en nuestra memoria y nuestros corazones; no obstante no siempre sucede eso...
Un ejemplo claro es lo ocurrido este año con dos fallecimientos de personajes de los medios; en marzo falleció Jorge Ginzburg, prácticamente fue un duelo nacional, todos los medios hicieron una adhesión de facto, fue imposible no recordar todos los momentos de nuestras vidas compartiendo sus creaciones, desde sus guiones en Diógenes y el Linyera junto a Carlitos Abrevaya hasta su sátira de programas en Peor es Nada, en mi caso recuerdo sus participaciones en Encuentro dando un toque de ironía y sarcasmo al relato descriptivo haciendo algo más que interesante. Me acuerdo que luego de su fallecimiento muchos estaban esperando en que cementerio era su entierro para darle el destino final; otro hecho curioso fue que en un foro en internet de Vélez Sarsfield (club del cual él era fanático) como algo excepcional estaba lleno de entradas que decían "yo soy de Boca, o de River, no soy de Vélez, pero quiero expresar mi dolor por la muerte de Jorgito". El día de su descanso final en el cementerio de La Tablada cientos de personas se acercaron a manifestar su afecto.
La otra cara de la moneda fue el fallecimiento de Bernardo Neustadt, en mi caso me enteré de casualidad por un reducido artículo en Clarín; los recuerdos de esta persona son más que oscuros, su defensa obsecuente a la dictadura militar, a hechos lamentables como la Guerra de Malvinas; fue un instrumento importantísimo para que el menemismo vacíe el país; recuerdo de su crítica por el juicio a los ex-comandantes, sus últimas reuniones con una persona que no merece el más mínimo de los respetos como Cecilia Pando.
¿Alguién lloró su muerte? no
¿Algún medio manifestó su dolor? no
¿Alguien lo recuerda hoy? menos
¿Se hizo algún homenaje en Racing Club cuando jugó el sábado contra Huracán? no
¿La gente se preocupó por donde era su entierro? no
Podría seguir enumerando diferencias, pero no tiene sentido, a veces se muere dos veces; a veces es tanta la vergüenza en nuestras vidas que somos un "cadáver viviente" en nuestros últimos años.
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